Una tarde anodina, cuatro amigos juegan a los dados. La partida transcurre con normalidad hasta que uno de los participantes se excusa para ir al baño: Es entonces cuando el resto saca a relucir sus problemas con las drogas. Sin embargo, todos tienen algo que ocultar…
Para Nadie Quiere Hablar optamos por entroncar el diseño gráfico con la puesta en escena de la película. Jugamos con volúmenes interdependientes entre si que a la vez se caracterizan por su aislamiento individual.